Ellos son muy distintos, pero en el fondo tal vez muy parecidos. Ellos son distintos a fin de cuentas porque buscan otras cosas y si se han encontrado, ha sido en tiempos desfasados también. Quizás lo último no signifique nada, pero al menos podría haber sido una oportunidad para descubrir qué pasaría o cómo pasaría.
Alguna vez rompieron la proxémica fría que los envuelve, buscando consuelo el uno con el otro, pero siempre fue eso: o más allá o nada más. Un día, después de una larga e inesperada noche, ya amaneciendo, estaban los dos tendidos en la cama y ella sólo atesora ese simple momento: Él estaba de boca abajo y ella de costado a su izquierda - separado sí, manteniendo distancia - pero él con sus dedos acarició su brazo suave y tendidamente, ella en respuesta deslizó sus dedos en su otra mano con la palma abierta. Ella intentaba no dormirse, él ya estaba casi rendido si no fuera porque ella sintió que cada vez que se apagaba, su mano luchaba por seguir aquel pequeño movimiento, sin querer dejar de hacerlo.
Ella de repente sintió que se caía de la cama y despertó. Él ya estaba durmiendo. Lo besó en el rostro y le dijo: "Me tengo que ir, sino no voy a despertar hasta mañana. Gracias". Y así ella se fue esa día.
Ella de repente sintió que se caía de la cama y despertó. Él ya estaba durmiendo. Lo besó en el rostro y le dijo: "Me tengo que ir, sino no voy a despertar hasta mañana. Gracias". Y así ella se fue esa día.
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