miércoles

recordatorio :













N U N C A S E R É U N A M U S A .



... y esta es mi cara al respecto,

porque esta es mi verdadera cara:
aborrecida, y punto.



lunes

perdí mi gato.

Sé que no saco nada con enojarme ahora, porque simplemente no hay nada que hacer. ¿Qué? ¿andar refregando cosas en cara?... No, no vale la pena si las cosas aún así no van a cambiar... Ni siquiera unas disculpas acompañan las indirectas de "¿de casualidad dónde quedó mi gato?"; ningunas disculpas acompañan la inesperada respuesta a esta pregunta: "no está... está de viaje... debe estar en las manos de algún niño".

Entre ideas disparadas que me remiten a tiempos pasados, que me hacen molestar tanto que es como si mi trasero se hubiese quedado pegado al asiento... ante tantas cosas que podría decir o pedir explicaciones, sólo todo termina en un poco de pena que me da esto: Ese gato le tenía mucho cariño, era un objeto, sí, pero era uno de los pocos objetos que poseo que recuerdo que traigo desde que tengo consciencia y que siempre quise. Perdón, de verdad, perdón por mi egoísmo, por no querer que ese gato no esté en manos de nadie más que las mías, lo siento, mis recuerdos son míos y de nadie más.

Sí, hay un por qué para eso, pero creo que fue el PEOR modo (dentro del otro MALDITO modo), de deshacerse de una imagen. Perdón, pero qué falta de respeto. Yo no voy a andar botando en cualquier parte algo que ni siquiera es mío (porque no, no te lo regalé, te lo presté), sólo porque tenga una presencia demasiado poderosa de mí que terminaba molestando a alguien más. Es una ridiculez... siempre, siempre hay un PERO para mí. SIEMPRE. ¿P O R Q U É?.

Podría explicar por qué, pero no tiene caso... NOTIENECASO. Porque ni siquiera vas a procesar lo que tenga que decirte, porque sé que encontrarás algo para justificarte, porque sé que harás creerte que yo no tengo razón, porque aparte yo no quiero más guerra, y porque sobre todo sé, que ni siquiera me dirás "Perdón". Nadie te ha pedido que te disculpes por el malentendido, por la pendejada, por el odio gratuito que me persiguió... Esperaba una disculpa por un maldito objeto material, que ni siquiera fuiste capaz de tirarmelo por la reja de pasada, si tanto problema te causaba.

Ese gato, era la luna. Es la luna de vez en cuando. Su sonrisa es la luna amarillenta, que se teletransporta hacia el cielo y luego vuelve hacia el rincón de mi pieza... o ahora, de alguna pieza en algún lugar. Lo quería alguna vez de vuelta, quizás no pronto, quizás no muy tarde. Pero ahora ya no lo tengo. Gracias por dejarlo tirado en algún lugar.

(yo no arrancaría el pedazo de muro para que no perturbara algo).
No, no lo haría.