Qué ganas de abrazarte en una manta de tonos morados, un darte un beso tibio en el pelo, sacarte los lentes y obligarte a mirarte al espejo: eres la musa de tu propia vida, y si no te inspiras a ti misma, todas las lágrimas marchitarán, alejando los textos de inocente irónica, tiñéndolos de sensación de imperfección.
Yo no te conozco, pero eres mi musa cuando me escribes.
Qué ganas de abrazarte en una manta de tonos morados, un darte un beso tibio en el pelo, sacarte los lentes y obligarte a mirarte al espejo: eres la musa de tu propia vida, y si no te inspiras a ti misma, todas las lágrimas marchitarán, alejando los textos de inocente irónica, tiñéndolos de sensación de imperfección.
ResponderEliminarYo no te conozco, pero eres mi musa cuando me escribes.
3 onomatopeyas para ibuki_
ResponderEliminar¡Ah!
Grr
¡Puch!
Yo no aborrecí tu rostro cuando lo ví. Es más; es un rostro que tiene como un dejo de algo... quizás nostalgia, añoranza o algo asi.
ResponderEliminarEso.
Beijos.
Santiago.
P.S: Me refería a que la actitud, era como la de un niño recibiendo el mejor regalo de su vida.