lunes

sí, me da miedo el mar.

Antes que se me escape:


Estaba soñando que estaba en mi U y que había un carrete que organizaban los cuartos. Al principio pensaba que era ahí en alguna sala (desvirtuada de sueños) de la Escuela, pero no... ya todos habían salido y era en Cine Arte. Yo me encontraba con Javi Vegas y la "Escarlet" y salíamos a la calle, y por alguna razón mística tomábamos la 226 en San Antonio que la gracia era que hacia una curva bla bla bla, pero en el camino yo me daba cuenta que esa no nos servía. Terminábamos bajando como por Santo Domingo en la micro hasta bien abajo, y le preguntaba al chofer a qué altura iba a doblar a Alameda (pa tomar algo ahí y volver a subir), pero sólo balbuceaba algo, que al final se hacía más desconocido qué tan abajo estábamos y qué tan lejos estábamos aún de la Alameda. Repentinamente, la micro era ahora un colectivo, y en el camino la Javi Vegas se tiraba del auto a la calle y se iba sola. Yo me quedaba con la Escarlet justo cuando ya íbamos doblando hacia la Alameda. El problema fue que se doblaba en un sector que era cruzar como un río en auto y yo decía "Pero weón! Cómo vamos a cruzar en AUTO toda esa agua?", pero resultaba ser que era posible porque era un camino muy normal y habían muchos autos más cruzando por ahí. La Escarlet se reía y me decía "pero mira, viste que no pasa nada?". Y no pasaba nada, más encima el agua era cristalina como de Acapulco y el auto se sentía fresquito. Hasta que a la mitad del camino, veía encima de nosotros una ola GIGANTE y yo me asustaba pa'l pico. Me ponía a llorar y no sabía que hacer, decía que nos íbamos a morir. La Escarlet me calmaba y me decía que no iba a pasar nada, pero sentir lentamente cómo la ola nos cubría, me pareció fatalmente eterno. Oh, conchetumadre, creía que me ahogaría heavy, pero el auto cruzó la ola con éxito y quedé para dentro. Me fue terrible.


Bueno, y si a alguien le interesa el final de esta historia:
Nos bajábamos en Alameda y estaba Zenón y Héctor, y la verdad es que estábamos lejos ya, así que nos íbamos a tomar una micro, pero el paradero estaba algo más arriba; y caminando hacia él, la calle se transformaba como en un cerro y eran calles como de campo-pueblo... al final, uno de los caminos se tranformaba en un riachuelo y yo me iba como nadando por ahí.

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