la cosa es.
La cosa no es que alguien pueda llegar a quererme,
quererme puede hacerlo cualquiera.
La cosa es cuando soy yo la que quiere a alguien.
Y dejar de quererlo es difícil, aunque no tenga que quererlo.
Porque que me dejen de querer a mí no me afecta tanto
como yo resistirme al sentimiento que me guardo para alguien especial.
Soy difícil, soy muy difícil.
Y soy tonta, muy muy tonta.
Qué fácil es vomitar el amor, qué difícil es tragarse el odio.
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