Mi hermosa cámara llegó el 2011 para la Navidad.
Sé que suena estúpido hacer esto, y es una cámara no más, un material.
Pero todo lo que me dio y todo lo que me da es lo que amo.
Eras perfecta!
Pequeña y ligera.
Bonita y elegante.
No tenías webadas de más ni de menos.
Tu lente era precioso, y poder grabar fue todo un plus.
Te entendí y tú me entendiste!
Me gusta sacar fotos, pero de una manera muy amateur,
aún así siento que es tan mío...
sé que profesionalizando un poco las cosas no me iría mal,
pero es por eso que esta camarita atesora algo más personal.
Tan rosadita te compré un estuche rosado de conejito.
Nunca me fallaste, y muchas veces me faltaste cuando te
olvidaba o no cargaba tu batería...
Duraste poco porque yo no te cuidé Tanto...
te entró polvo pampino y tu modalidad de grabar se chispoteó.
No sé cómo te apareció una mancha negra en la imagen,
pero aún así te ocupaba, con mancha y todo...
Hasta que finalmente te golpeé y tu zoom desistió.
Aún así te quise y quiero mucho porque fuiste gran compañera.
Hay gente que no entiende por qué uno saca más fotos de lo normal,
siendo un concierto o evento o uno se dedica a veces más a eso...
pero es porque fotografiar es una forma de hablar,
o una forma de expresar lo que sucede al momento, lo que nos pasa.
Ahora tienes un hermanito que ocupará tu lugar.
No tiene nombre aún ...
sólo porque es muy pronto nombrarlo.
Adiós Kimberly, te extrañaré.