sábado

hablo






Hablo desde poco menos de 1 hora para salir a un cumpleaños, reecontrarme con mis compañeras, cerrando así, indirecta-directamente las vacaciones; hablo desde que busqué un regalo y no lo encontré, porque me carga hacer regalos inútiles.

Hablo desde 2 horas después de un calambre en el estómago, ese calambre que tus padres te advirtían que tendrías si no reposabas 1 hora después de comer antes de tirarte a la piscina, y que yo nunca tuve; hablo de un calambre que estuvo de la mano con un placer innegable e irremplazable. Hablo desde que donde hay dolor, hay alegría, hay alegría cuando hay dolor.

Hablo desde un lugar que evidencio a gritos, pero son pocos los que logran o tienen la paciencia de captar: nadie quiere a una llorona. Pero hablo desde una tarde donde compruebo que llorar purifica el alma, donde llorar me hace sentir más viva; pero donde también entiendo que no me gusta hacer llorar a la gente, aunque tenga mucho más que decir ante eso, porque cuando de consolar se trata, no se me ocurre nada.

Hablo desde la piel suelta de mi estómago, y de cuánto harto y nada me costó bajar de peso, ese momento que por fin quise hacer algo por esto cuando me dije: "chuta, me estoy pareciendo (o siento que parezco) a la niña cuyo nombre no mencionaré aquí". Hablo desde que anoche soñé que con mi pololo íbamos a mostrarle al mundo lo que era tener sexo realmente, y él me llevaba como una lady bajando unas escaleras a una especie de templo interior, mientras yo llevaba unas bombachas negras, tacones, pelo aleonado y las pechugas al aire y yo me decía "no puedo andar sin polera, estoy gorda" (pero en el sueño, estaba flaca).

Hablo desde que cumpliré 22 años y ya tengo nódulos en mis senos, hablo desde que el cuerpo me delata que ya no soy una niña y que ya no puedo creer que puedo ocultarme en eso, porque el tiempo pasa, porque las cosas cambian. Hablo desde que volveré a clases a un ramo que siento cabezón y que realmente creo que ya no hay cabida para esconder la ignorancia. Hablo desde una e s t u d i a n t e de teatro, no desde un proyecto de actriz.

Hablo desde un momento donde ya la música no me inspira mucho cuando antes me era difícil vivir sin ella; hablo desde que puse esta canción porque me trae una paz inmensa que alguna vez me marcó, y hablo desde cómo, en esa canción también, yo sí puedo, pero algo necesito realmente de afuera para poder lograrlo.

No hablo de empezar de cero, porque no creo en esas cosas, como no creo que unos niños novatos de una parroquia los haya dejado entrar para que bendijeran mi casa, cuando yo no creo en dios, pero no me sentí cerrada en ese momento y dejé que ellos hicieran lo que recién estaban aprendiendo a hacer.

Hablo de ti cuando hablo de mí, hablo de mí cuando hablo de ti, porque tú me cambiaste la perspectiva, porque contigo puedo compartir un montón de cosas más que no creí que iba a compartir. Hablo de ti cuando digo que quiero ser mejor para ti, y sin si quiera detenerme, detendré estas mañas que llevo impregnadas en el alma; porque hablo desde inestabilidades inexplicables que debo ordenar si es que no puedo borrarlas.



Hablo desde mi frivolidad y mi sensibilidad, de mi ignorancia y de mi madurez a presión que siempre evité.




Es difícil cambiar, pero mañana... mañana quiero ser mejor.


Mi pequeña vida era tan requetesimple, por la cresta :)